Una barrera menos para el emprendedor

Es grato ver que ante tanto recorte, tanto rescatar bancos, o lo que es lo mismo, nacionalizar Bankia y pasarnos la factura, entre tanta crisis, a la administración se le ocurre que quizá lo que había que hacer es dar más facilidad a los emprendedores para crear negocios. Como ya publicamos en otra entrada, desde esta página estamos a favor de que lo individuos cambien la mentalidad de funcionario a emprendedor, cualquier iniciativa que fomente esta cambio es buena. Solo cabe esperar que la administración siga promoviendo este tipo de medidas, o tal vez se podría decir, des-regularizar la ingente cantidad de regulaciones que van de la mano con empezar cualquier negocio y que hacen que España se sitúe muy por debajo al resto de Europa en cuanto a facilidad a la hora de empezar un negocio. Es en la mentalidad del emprendedor donde debemos de buscar la salida a la crisis y al paro.

UNA BARRERA MENOS PARA EL EMPRENDEDOR

(Un artículo publicado en www.cincodías.com) http://www.cincodias.com/articulo/opinion/barrera-emprendedor/20120528cdscdiopi_2/

 El Gobierno ha aprobado la eliminación de una de las pesadas cargas burocráticas que los emprendedores españoles arrastran a sus espaldas cuando deciden poner en marcha un negocio. La desaparición de las licencias municipales previas para la apertura de comercios con una superficie inferior a 300 metros cuadrados constituye, según explicaba la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, un primer paso hacia la supresión de esa obligación también para locales de mayor superficie y otro tipo de actividades de negocio. Como se encarga de recordar periódicamente el Banco Mundial a través de sus informes Doing Business, la legislación española obliga a los empresarios a esperar entre 6 y 18 meses -son datos de 2012- para poder colgar el cartel de abierto en los establecimientos comerciales. Si en épocas de bonanza económica ese plazo resulta cuanto menos desincentivador, su efecto sobre la iniciativa empresarial y la creación de empleo en tiempos de crisis es demoledor.

Hasta ahora, la escasa flexibilidad de las normas españolas al facilitar la inauguración de actividades comerciales situaba a nuestro país en los informes del Banco Mundial en un oscuro puesto 133 de un total de 183, a mucha distancia de los países desarrollados. Ello tiñe nuestro entramado normativo de una inevitable aura de sospecha, insólita e injustificada, hacia la actividad empresarial, sometida a un farragoso control administrativo previo que no existe en la mayor parte de las legislaciones de nuestro entorno y cuyo único fruto consiste en dificultar la actividad económica y la creación de puestos de trabajo. No debería hacer falta recordar que eliminar las licencias previas no equivale a la anarquía en la actividad empresarial, sino únicamente el traslado de la acción fiscalizadora de la Administración a un momento posterior.

Por todo lo anterior, la medida aprobada por el Gobierno es una buena noticia. No obstante, debería ir más allá. La promesa de ampliar el ámbito de aplicación de la medida a más sectores y a locales comerciales de mayor extensión debe adoptarse lo antes posible, dada la coyuntura económica en que España está inmersa y la perentoria necesidad de crear puestos de trabajo. No solo los pequeños comerciantes, sino el grueso del tejido empresarial, lleva años reclamando la supresión de esta barrera burocrática. Es el caso de los bares y restaurantes, que por el momento han quedado excluidos de la medida, pese a su potencial en la actividad económica. Bajo la prerrogativa de las comunidades autónomas y la revisión del Gobierno queda ahora la posibilidad de ampliar el ámbito de la medida. Es no ya conveniente, sino necesario y urgente, que ambos hagan uso de ella.