¿Qué es un concierto? Un artículo de Federico Hernández, coordinador artístico de la Orquesta Nacional de España

Desde hace dos años, don Alfonso lleva negociando con la Orquesta de la Gewandhaus. La orquesta tiene previsto organizar una gira europea a dos años vista y su oficina lleva a cabo negociaciones complejas para conseguir que escojan Madrid en detrimento de otras ciudades europeas.

Primero ha fijado una fecha. No es nada fácil ya que a lo largo del año trae veinticuatro orquestas y muchas veces las fechas son coincidentes o cercanas. Otras veces el Auditorio está ocupado las fechas en que está prevista la gira. Después se negocia un programa: parece sencillo pero al público no le gusta que las obras se repitan en la misma temporada o que coincidan en años alternos. Otras veces, el repertorio está manido o no tiene gancho para los abonados.

Al mismo tiempo, se busca hotel para más de cien personas, que esté cerca del Auditorio pero que sea a la vez asequible, se buscan vuelos para todos, se acuerda un horario de ensayos. La orquesta, por su parte, ha reservado un espacio en su calendario para ensayar, escoge los músicos que pueden acudir esa semana y estos a su vez preparan, entre concierto y concierto, las obras que van a llevar de gira.

Antes de que empiece la temporada, se anuncia y se publicita para hacer del concierto una gran fiesta.

Una vez en España, todo es un caos. Cien personas de viaje generan doscientos problemas y con ellos viaja un equipo de varias personas que se encarga de solucionarlos ¡No sería la primera vez que algún músico acabase en el hospital y hubiese que buscar un reemplazo de última hora!

Un camión ha viajado desde Leipzig con los instrumentos y en cada Auditorio tienen que montar y desmontar el escenario para ensayos y concierto. Los músicos tienen un organigrama detallado para no perder un solo autobús del hotel al Auditorio. Después de ensayar en la sala, descansar en el hotel y volver para el concierto, el tiempo se acerca. Salen todos al escenario, las luces se apagan y, tras dos años de esfuerzo, empieza la magia; suena la orquesta: más que magia, es un milagro; es un regalo de la naturaleza hacer coincidir tanto talento en un punto del universo, en un momento concreto.

Todo esto pasaba por mi cabeza mientras veía al señor del asiento de al lado roncar como un bendito y pensaba cuántas cosas maravillosas tenemos a nuestro alcance y dejamos perderse porque estamos dormidos.

http://www.huffingtonpost.es/federico-hernandez/que-es-un-concierto_b_1605998.html

El Periodista

Debido al avance tecnológico y de comunicaciones, la información y el periodismo han tomado un giro hacia el sensacionalismo y la noticia de última hora. Este fenómeno hace que en la noticia a menudo falte reflexión y análisis. Como señala Pascual Serrano hay una falta, y hasta me atrevería a decir un miedo, a tomar partido. Serrano aboga contra la neutralidad. En parte es una consecuencia de la actividad periodística incesante de relatar la noticia, que en tiempos presente es siempre continua y no tiene fin ni frontera.

El miedo al tomar partido, a romper la neutralidad, va más allá. Albert Camus en una de sus frases famosas escribió; “la necesidad de ser correcto, la muestra de una mente vulgar.” Se disfraza también como objetividad e imparcialidad. Pero lo que premia en un periodista es su capacidad de ver y contar, investigar, analizar y narrar – desde su punto de vista – las vivencias y conclusiones a las que ha llegado.

Si no tomas un partido, si te mantienes en la neutralidad, probablemente tendrás que preguntarte, por defecto, a quién apoya tu punto de vista y la visión del mundo que tu noticia aporta al conjunto de la sociedad. Podríamos ver al periodista como si se metiese dentro de un mundo diferente y plasmase en su escrito lo que ve y sus experiencias; creando así un nuevo mundo, poco a poco, con cada palabra y cada escrito, forjándolo a base de nuevas ideas, tendencias, también recordando las pasadas, lo que ya hemos vivido como sociedad, contando lo que es nuevo, lo que innova, para poco a poco y artículo a artículo, ayudar a cambiar y formar conjuntos de ideas y pensamientos nuevos, forjando y tomando parte de las tendencias y movimientos por los que la sociedad pasa.

F. G. Lorca, con su palabra más poética, lo expresaba así: “…hay que interpretar escanciando nuestra alma sobre las cosas, viendo un algo espiritual donde no lo existe, dando a las cosas el encanto de nuestros sentimientos; es necesario ver por las plazas solitarias a las almas antiguas que pasan por ellas; es imprescindible ser uno y ser mil para sentir las cosas en todos sus matices.”

Robert Capa en España (1937), durante la Guerra Civil.

¿Para qué sirve un periodista?

Artículo de Albert Lladó

¿Para qué sirve un periodista?

Portada del último libro de Pacual Serrano Ediciones Península

En la mayoría de facultades españolas – con maravillosas excepciones -, los periodistas se forman bajo el paradigma sostenido con dos principios supuestamente inquebrantables: la objetividad y la imparcialidad. El experto en análisis de los medios de comunicación, Pascual Serrano, aboga Contra la neutralidad en su nuevo libro, en el que, tras los pasos de grandes profesionales, como Kapuscinski, Walsh, Snow, Reed o Capa, asegura que “el culto a la objetividad provoca que los reporteros que presencian tragedias y sufrimientos cuyos responsables están perfectamente identificados vean que sus crónicas terminan llegando al público descafeinadas”.

Los periodistas, hasta que se demuestre lo contrario, son personas vivas. Sujetos que ven, sienten y reflexionan. Entonces, ¿qué quiere decir ser objetivo? Alguien que enfoca su mirada, que tiene voluntad de estilo, que pregunta más de la cuenta, no es objetivo. Ni cómodo. No es un sofá. Objetivos son, sí, los objetos. Los pantalones usados, las lámparas amarillas, las sillas aerodinámicas. ¿No hemos confundido, pues, los pilares de la profesión con una falacia que nos impide ir más allá de los datos y los números?

La equidistancia y la pluralidad
Serrano sostiene que la imparcialidad de la que algunos alardean es “solo una labor mecánica, algo así como el cumplimiento de órdenes, la obediencia debida del militar”. Pero el consultor, y especialista en política internacional, desnuda otro de los mitos contemporáneos del periodismo: la equidistancia. “No es cierto que la verdad se sitúe a mitad del camino de dos puntos de vista contrapuestos”. Poner ejemplos concretos no es nada difícil: ¿Cuántas personas se manifestaron en la huelga general? ¿La media surgida del número ofrecido por las fuentes oficiales y del que dieron los sindicatos? ¿O una cifra independiente? Si vamos a casos más extremos, la idea de equidistancia cae por sí sola. ¿La verdad de lo que ocurre en Siria se puede formar a partir de lo que dice las dos partes enfrentadas? Si una víctima denuncia que han bombardeado a toda su familia y el Gobierno asegura que han sido terroristas, ¿ser neutral y equidistante sería afirmar qué exactamente?

Con esa “curiosa idea de que, si incluyes una cita de cada bando, ya has cumplido el objetivo” se banaliza el ejercicio periodístico y, según Pascual Serrano, quizás se ignora que alguien está intentando “justificar un crimen”. Para el autor, “el problema es que estamos creando un profesional que ya no sabe incorporar principios y valores éticos y culturales a su trabajo”. Su vocabulario, añade, “se limita a la exposición de hechos y no incluye la elaboración de reflexiones o análisis”.

Es importante dejar claro que este ensayo apuesta por un modelo de periodismo que sea plural – que pregunte a todas las partes aunque no crea a todos por igual -, que sea riguroso – que no justifique manipulaciones por coincidir ideológicamente – y, sobre todo, que sea honesto. O sea, que no mienta, que su compromiso sea sincero y auténtico. Un buen periodista, si no es un mueble, se puede equivocar, pero no traicionar a su lector, ni mucho menos a sí mismo.

El periodista comprometido
Ryszard Kapuscinski, en esta línea, señala que un corresponsal no puede creer en la objetividad de la información “cuando el único informe posible resulta personal y provisional”. No es neutral, ni quiere serlo, porque ha adoptado una actitud, una intencionalidad: el compromiso frente a las injusticias. El periodista, esté cubriendo una guerra o esté en su mesa explicando un desahucio, tiene una responsabilidad social. Hablar de lo que no se habla, “subrayar lo que se margina”.

Kapuscinski cree que el profesional debe intentar “provocar algún tipo de cambio”. “Sin utilizar el odio o estimular la venganza”, sostiene el polaco, el periodista debe utilizar su bagaje para enriquecer el texto, y es que el que escribe no es simplemente un espectador frío, un contendor de sucesos, un altavoz de declaraciones, un técnico que empaqueta la información: “es importante que no te contagies de esas enfermedad terrible que es la indiferencia”.

John Reed, quien explicó la Rusia revolucionaria en Díez días que estremecieron al mundo, tampoco fue neutral ni objetivo. Sin embargo, Serrano asevera que “su rigurosidad le impide creer precipitadamente algunas versiones” de fuentes que entiende como afines. Reed, que suele utilizar la primera persona, demuestra que la pasión no está reñida con escribir con precisión y profundidad.

Rodolfo Walsh, célebre autor de Operación Masacre, es otro de los periodistas escogidos en este libro. Walsh, quien denunció el fusilamiento clandestino de un grupo de ciudadanos argentinos en 1956, afirmaba que las dos cualidades esenciales del buen profesional son la “exactitud y rapidez”. Permanece desaparecido desde el 25 de marzo de 1977, y se ha convertido en todo un icono de la libertad de expresión.

Edgar Snow, por su parte, que fue el hombre que “descubrió” Asia a Occidente, recurre “desde Aristóteles hasta Mark Twain para explicar China y sus acontecimientos”, y su inteligencia le sirvió para conseguir grandes exclusivas, como la entrevista que realizó a Mao y al resto de líderes comunistas. Serrano nos dice que “a pesar de su simpatía y su defensa de la revolución china, no dudó en expresar inquietud”, y criticó el culto a la personalidad de Tse-tung.

Por último, encontramos en Contra la neutralidad el caso de Robert Capa, un referente del fotoperiodismo que aseguraba que “ante una guerra hay que tomar partido, sin lo cual no se soporta lo que ahí ocurre”. Pese al incalculable valor de su obra, los que le conocieron sostienen que era modesto y que se planteaba, como el resto, la utilidad ética de su trabajo, sobre todo tras el decepcionante colapso del idealismo en España.

La intencionalidad y la información
Pascual Serrano sabe que el ciudadano huye del artículo de opinión disfrazado de noticia, y “desconfía de cualquier argumentación que no incluya información, datos, testimonios fiables”. Por ello, mantiene que el reportaje se ha convertido en el soporte más adecuado para el periodista que no quiere caer en la nota de prensa o el teletipo de agencia. El también autor de Traficantes de información (2010) insiste en que “la intencionalidad es lícita y efectiva si está dominada por la credibilidad y no por el mero mensaje ideológico”.

El libro de Serrano concluye con un interrogante, el periodismo que viene. Según el autor, en los últimos años hemos asistido a una “obsesión por el sensacionalismo” y, en el mejor de los casos, los profesionales se limitan a responder telegráficamente las cinco W inglesas (qué, quién, dónde, cuándo, cómo y por qué). Sea para la red o para el papel, sea en un texto breve o en una extensa crónica, si obviamos los antecedentes, el contexto y el nervio, estaremos produciendo un depósito de información. Los periódicos serán un cementerio de documentos sin interpretar que, por lo tanto, renuncian al conocimiento. Para escribir, apunta Serrano, hace falta valor, y “para tener valor hace falta tener valores”. Las máquinas, las que copian y pegan inventarios estériles, aún no lo tienen.

http://www.lavanguardia.com/libros/20120607/54305748699/periodista.html

 

Comunismo, el fracaso de la ideología

Hoy ha aparecido en el diario El País, versión digital, un artículo sobre la feria del libro de Madrid. El artículo en cuestión se titula “Un fantasma vuelve recorre Europa” y trata del éxito que ha tenido una nueva edición del Manifiesto comunista de Engels y Marx  (http://cultura.elpais.com/cultura/2012/06/05/actualidad/1338919715_886491.html). En él se trata las condiciones que el autor ve cómo las razones de este éxito; además de una bella edición ilustrada, propone que dada la situación actual la gente se está preguntando si no  sería conveniente revisar el modelo social capitalista.

Desde un ángulo nos alegra semejante reflexión, porque destila que en algún momento y algún lugar de nuestras consciencia, siempre ocupada por el día a día y la rutina de cómo ir sobreviviendo, tenemos tiempo de, al menos, plantearnos semejante incógnita. Aunque desde nuestra perspectiva esto se queda en poco.

Nos atrevemos a decir esto por que el comunismo, el socialismo y el marxismo, han sido experimentos sociales fracasados, y esto está probado y se sigue viendo cada día en sus máximos exponentes; Rusia y China, que han abrazado una política económica capitalista mientras siguen controlando a la población de una forma comunista, el matrimonio perfecto. Las razones de este fracaso se pueden argumentar de muchas maneras y desde muchos puntos de vista, pero baste decir que, a parte del pobre ejemplo a no seguir de Cuba, una de las principales razones es que estas ideologías son eso, ideologías que si bien sí tienen un impacto en la sociedad, no lo tienen en la naturaleza del sistema monetario. Se plantean la lucha de clases, la distribución de la riqueza y el orden social, pero no la naturaleza del papel moneda, el dinero fíat, la especulación y, más importante, la usura. En esto fallan, y por eso han sucumbido al capitalismo.

Es más, estás ideologías forman parte necesaria del sistema actual, son parte de la dialéctica que nos tiene atrapados y nos impide ver otras posibilidades, otras perspectiva. Bakunin, padre del anarquismo, nunca hubiese aceptado la ideología Marxista, porque es una ideología que se queda en la mente de los individuos pero que una vez contrastada con la realidad pierde todo su valor. Bakunin pedía quemar todo lo conocido, pero desde su nobleza quería realmente que el sistema en el que vivía desapareciese para así poder crear uno nuevo, no para tomar el sitio de los antiguos amos, que es lo qué paso con el comunismo. Una oligarquía sucedió a la otra.

Pensar fuera de la dialéctica es extremadamente difícil para quien ha sido educado en el sistema estatal que se extiende de Washington a Pekín y que vas desde prescolar hasta el doctorado universitario, un lugar perfecto para la adoctrinación del pensamiento. Pensar fuera de la dialéctica implica la capacidad de cuestionarse y ver otras posibilidades más allá del capitalismo y la democracia de mercado libre. Una forma completamente diferente de conducir la vida individual y social con una forma diferente de gobernar y comerciar.

Lo siento chicos, era solo una teoría

Documenta(13), modernismo y capitalismo

Friedericianum Museo

Friedericianum Museo

Un artículo original en inglés de Zulaikha Sing-lee para Risala Actualidad.

dOCUMENTE (13) abre las puertas al público en Kassel el nueve de junio. Durante cien días, más de ciento cincuenta artistas de cincuenta y cinco países diferentes estarán presentando sus obras: esculturas, representaciones, instalaciones, investigación, proyectos comisariados, pintura, fotografía, cine y videos, y experimentos en los campos del arte, la política, literatura filosofía y ciencia.

En 1955, durante una exibición de horticultura local Arnold Bodes y Liev Kassil, cubrieron con  gigantescas sábanas blancas el bombardeado esqueleto del Friedericianum museo, uno de los museos más antiguos de Alemania.  En él expusieron trabajos de las entonces controvertidas corrientes fauvista, cubista y expresionista. Es decir: Picasso, Ernst Ludwig, Kirchner y Max Beckmann, quien no había sido expuesto en Alemania por ser considerado un degenerado por Hitler. En un momento Bodes reconectó Alemania con el resto del mundo. Orgullosamente  Modernista, uno se pregunta por cuánto tiempo esta bienal seguirá siendo relevante en un momento de colapso capitalista.

El primer acto de Carolyn Christov-Bakargiev, comisaria de la bienal, en preparación para la edición de este año y en un guiño al festival de horticultura de 1955, fue plantar un árbol en el Auepark de Kaussel. Un joven árbol arraigado en el centro de un bronce de un árbol cargando un gran pedrusco, un trabajo del escultor Giuseppe Penone, siguiendo la corriente de arte povera. El trabajo proyecta la idea de ‘Idea’s of Stone’, levantando pesos del pasado para saltar hacia el futuro. Carolyn, quien habla de sí misma como una periodista de investigación con gran experiencia y estudio del ‘arte povera’, dijo en una entrevista con respecto a este acto:

   Mi intención es enseñar que no es una exibición de arte. Lo mejor que el arte puede hacer no es dar confirmaciones, sino hacer que surjan preguntas, una vertiginosa duda sobre lo que al arte puede ser. Creo que el arte es una forma de investigación, que tiene una gran relación con la sociedad. dOCUMENTA surgió de la necesidad de rehacer relaciones internacionales. Ahora todos tenemos un e-mail, pero no estamos conectados. Hay una gran precariedad global.

C.B.

En un entrevista reciente con la comisionada de dOCUMENTA (13), Carolyn, la palabra precariedad es discutida, un tema recurrente en el festival. Viene de la palabra italiana pracarioto y precari, usada durante los años 70 y 80. Precari se le llamaba a ´una persona sin un contrato de por vida a un trabajo o un puesto de funcionario´, esto ocurrió durante la privatización de muchas empresas estatales y puestos del gobierno. De acuerdo a Carolyn esto era una forma de reorientar el refinanciamiento del sistema capitalista y el desmantelamiento de los servicios sociales. Últimamente la palabra está en boga por algunos filósofos italianos, Paolo Virno y Maurizio Lazaratto, entre otros, para indicar las características del trabajador cognoscitivo, aquel que vive de su trabajo sin tener que trabajar obligatoriamente ocho horas al día. La sociedad capitalista nos dice que esto es libertad, aun así, el trabajador congnoscitivo solo puede sobrevivir en esta sociedad si está siempre produciendo, por lo tanto, en un condición de sobre-energía, algunos se refieren es esto como un estado se celebración constante. Para Carolyn, en  esto yace la tensión dinámica entre el trabajador y dOCUMENTA(13).

Aun así, para muchos la tensión real está en la modernista cualidad intrínseca de Documente(13), la cual presenta al público elevados ideales entremezclados, siendo todos iguales y todos diferentes. Aunque a lo mejor, el éxito de esta bienal está en que es la documentación del desentrañamiento del ideal modernista.

Versión original en inglés:

Original English version:

dOCUMENTA(13) opens to the public in Kassel on the 9th of June. For 100 days, over 150 artists from 55 different countries will be presenting artworks, including sculptor, performance, installation, research, archiving and curatorial projects, paintings, photography, film and video, and experiments in fields of art, politics, literature, philosophy and science.

In 1955 during a local horticultural show Arnold Bodes, Kassil architect and professor, draped giant white sheets across the bombed out shell of Friedericianum, one of Germany’s oldest museums. Within he displayed works by the then controversial Fauvists, Cubists and Expressionists etc. Namely Picasso, Ernst Ludwig Kirchner and Max Beckmann, unheard of in Germany due to being deemed ‘degenerate’ by Hitler.  In a moment Bodes reconnected Germany with the rest of the world. Unashamedly Modernist, one has to wonder how long this biennale can hold any more relevance in a time of the capitalist collapse.

In preparation to this year’s biennale the current curator’s , Carolyn Christov-Bakargiev, first move, a clever allusion to the 1955 horticultural show,  was to plant a tree in Kassels’s central Auepark – a sapling rooted around a bronze cast of a tree carrying  a boulder by the arte povera, a radical modern art movement, sculptor Guiseppe Penone. Projecting once again the theme of the ‘Idea’s of stone’, lifting burdens of the past to soar into the future. Carolyn refers to herself as an investigative journalist, with a scholarly background in arte povera.

“My point is that it’s not an art exhibition. The best thing that art can do is not to give certainty but to give uncertainty and questions – a vertiginous doubt about what art can be. I believe that art is a form of research, that it has a big relationship with society. Documenta came out of the will to reconnect international relationships. Now we’re all on email but we are not connected. There’s a global precariousness.” C. B.

 In a recent interview with the curator of Documente(13), Carolyn, the  word precariousness is discussed, a reoccurring theme of Documente Biennale. Originating from the Italian word precarioto and  precari used during the 1970’s through to the 1980’s. Precari was a person without a binding life-long contract to a job and state position, this occurred during the privatization of many state run and public jobs. According to Carolyn this was part of the attempt to finance orientate the capitalist system in the 1980’s and the dismantling of the social structures of European countries. Recently the word is being used quite often by Italian philosophers, namely Paolo Virno and Maurizio Lazaratto, to indicate one of the principle characteristics of the cognitive labourer. One who works out on the limb with no obligation to work eight hours daily. The capitalist society tells us this is freedom. However the cognitive labourer may only survive in this system by always producing, hence in a state of hyper energy or, some refer to it as being in a constant state of celebration. To Carolyn herein lies the tension of the precarious labourer and Documente(13).

However to many the real tension lies in the intrinsic modernist qualities of Documente(13) which presents to the public high minded ideals bounded between all are equal and none are equal. Perhaps the success of this biennale is that it is the documentation of the unravelling modernist ideal.