Si llueve, que se mojen
junio 4, 2012 Deja un comentario
Europa se debate entre si llegar a un desmembramiento definitivo del euro, o si, por el contrario, se han de crear los eurobonos, lo que implica un movimiento de riqueza sin precedentes entre fronteras y una fiscalización de toda Europa como una solo entidad en cuanto a asuntos económicos se refiere. Hay advocados para las dos posturas, esclareciendo cada uno los pros y los contras en función de sus inclinaciones e intereses. Ambos pintando escenarios muy pesimistas ante cualquiera de las dos opciones. De pobreza y bancarrota si una, y de súper-Estado si la otra.
Otros abogan por pintarnos los escenarios devastadores que depara el futuro. Se teme un colapso total de la economía y con ello de la sociedad como la conocemos hasta ahora. Si no hay mercados financieros, no hay dinero; si no hay dinero la sociedad no tiene capacidad para funcionar.
Mientras tanto, la comunidad internacional se des-politiza a sí misma, especialmente la Unión Europea, con sus amenazas al régimen sirio. Le ordena un alto el fuego inmediato y el cese de la violencia o si no… ¿O si no qué?
Todos están demasiado ocupados con la tormenta que se les avecina y procurando buscar un bote salvavidas, y en caso de naufragios ya se sabe, los bancos primero, luego los políticos, y luego, si se puede, los demás.
Pero la realidad es diferente, el día a día de la mayoría de nosotros es diferente. Por mucho que nuestra forma de funcionar se pueda ver afectada por un colapso financiero, la gente, tú yo y aquél de la esquina, vamos a seguir funcionando. Vamos a seguir saliendo a buscar con que comprar todo aquello que necesitamos para vivir, comida, ropa, un techo y demás. Vamos a encontrar nuevas maneras de intercambiar que no estén ligadas necesariamente al dinero fíat. Vamos a negociar, apreciar, comprar y vender, en una palabra, trapichear. Porque no nos queda más remedio y porque llevamos haciéndolo durante miles de años. Y lo vamos a hacer bien. Así que no tenemos que temer nada porque la historia nos da la razón.
Los que están temblando son los bancos, financieros, especuladores y políticos, y con razón, porque se les cae el tinglado y se les viene encima una que no les va a escampar. Pero por los demás, contentos tendríamos que estar de que por fin les llueva a ellos y no a nosotros.