Si llueve, que se mojen

Europa se debate entre si llegar a un desmembramiento definitivo del euro, o si, por el contrario, se han de crear los eurobonos, lo que implica un movimiento de riqueza sin precedentes entre fronteras y una fiscalización de toda Europa como una solo entidad en cuanto a asuntos económicos se refiere. Hay advocados para las dos posturas, esclareciendo cada uno los pros y los contras en función de sus inclinaciones e intereses. Ambos pintando escenarios muy pesimistas ante cualquiera de las dos opciones. De pobreza y bancarrota si una, y de súper-Estado si la otra.

Otros abogan por pintarnos los escenarios devastadores que depara el futuro. Se teme un colapso total de la economía y con ello de la sociedad como la conocemos hasta ahora. Si no hay mercados financieros, no hay dinero; si no hay dinero la sociedad no tiene capacidad para funcionar.

Mientras tanto, la comunidad internacional se des-politiza a sí misma, especialmente la Unión Europea, con sus amenazas al régimen sirio. Le ordena un alto el fuego inmediato y el cese de la violencia o si no… ¿O si no qué?

Todos están demasiado ocupados con la tormenta que se les avecina y procurando buscar un bote salvavidas, y en caso de naufragios ya se sabe, los bancos primero, luego los políticos, y luego, si se puede, los demás.

Pero la realidad es diferente, el día a día de la mayoría de nosotros es diferente. Por mucho que nuestra forma de funcionar se pueda ver afectada por un colapso financiero, la gente, tú yo y aquél de la esquina, vamos a seguir funcionando. Vamos a seguir saliendo a buscar con que comprar todo aquello que necesitamos para vivir, comida, ropa, un techo y demás. Vamos a encontrar nuevas maneras de intercambiar que no estén ligadas necesariamente al dinero fíat. Vamos a negociar, apreciar, comprar y vender, en una palabra, trapichear. Porque no nos queda más remedio y porque llevamos haciéndolo durante miles de años. Y lo vamos a hacer bien. Así que no tenemos que temer nada porque la historia nos da la razón.

Los que están temblando son los bancos, financieros, especuladores y políticos, y con razón, porque se les cae el tinglado y se les viene encima una que no les va a escampar. Pero por los demás, contentos tendríamos que estar de que por fin les llueva a ellos y no a nosotros.

Una barrera menos para el emprendedor

Es grato ver que ante tanto recorte, tanto rescatar bancos, o lo que es lo mismo, nacionalizar Bankia y pasarnos la factura, entre tanta crisis, a la administración se le ocurre que quizá lo que había que hacer es dar más facilidad a los emprendedores para crear negocios. Como ya publicamos en otra entrada, desde esta página estamos a favor de que lo individuos cambien la mentalidad de funcionario a emprendedor, cualquier iniciativa que fomente esta cambio es buena. Solo cabe esperar que la administración siga promoviendo este tipo de medidas, o tal vez se podría decir, des-regularizar la ingente cantidad de regulaciones que van de la mano con empezar cualquier negocio y que hacen que España se sitúe muy por debajo al resto de Europa en cuanto a facilidad a la hora de empezar un negocio. Es en la mentalidad del emprendedor donde debemos de buscar la salida a la crisis y al paro.

UNA BARRERA MENOS PARA EL EMPRENDEDOR

(Un artículo publicado en www.cincodías.com) http://www.cincodias.com/articulo/opinion/barrera-emprendedor/20120528cdscdiopi_2/

 El Gobierno ha aprobado la eliminación de una de las pesadas cargas burocráticas que los emprendedores españoles arrastran a sus espaldas cuando deciden poner en marcha un negocio. La desaparición de las licencias municipales previas para la apertura de comercios con una superficie inferior a 300 metros cuadrados constituye, según explicaba la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, un primer paso hacia la supresión de esa obligación también para locales de mayor superficie y otro tipo de actividades de negocio. Como se encarga de recordar periódicamente el Banco Mundial a través de sus informes Doing Business, la legislación española obliga a los empresarios a esperar entre 6 y 18 meses -son datos de 2012- para poder colgar el cartel de abierto en los establecimientos comerciales. Si en épocas de bonanza económica ese plazo resulta cuanto menos desincentivador, su efecto sobre la iniciativa empresarial y la creación de empleo en tiempos de crisis es demoledor.

Hasta ahora, la escasa flexibilidad de las normas españolas al facilitar la inauguración de actividades comerciales situaba a nuestro país en los informes del Banco Mundial en un oscuro puesto 133 de un total de 183, a mucha distancia de los países desarrollados. Ello tiñe nuestro entramado normativo de una inevitable aura de sospecha, insólita e injustificada, hacia la actividad empresarial, sometida a un farragoso control administrativo previo que no existe en la mayor parte de las legislaciones de nuestro entorno y cuyo único fruto consiste en dificultar la actividad económica y la creación de puestos de trabajo. No debería hacer falta recordar que eliminar las licencias previas no equivale a la anarquía en la actividad empresarial, sino únicamente el traslado de la acción fiscalizadora de la Administración a un momento posterior.

Por todo lo anterior, la medida aprobada por el Gobierno es una buena noticia. No obstante, debería ir más allá. La promesa de ampliar el ámbito de aplicación de la medida a más sectores y a locales comerciales de mayor extensión debe adoptarse lo antes posible, dada la coyuntura económica en que España está inmersa y la perentoria necesidad de crear puestos de trabajo. No solo los pequeños comerciantes, sino el grueso del tejido empresarial, lleva años reclamando la supresión de esta barrera burocrática. Es el caso de los bares y restaurantes, que por el momento han quedado excluidos de la medida, pese a su potencial en la actividad económica. Bajo la prerrogativa de las comunidades autónomas y la revisión del Gobierno queda ahora la posibilidad de ampliar el ámbito de la medida. Es no ya conveniente, sino necesario y urgente, que ambos hagan uso de ella.

¿Por qué tantas malas noticias?

Cuando empezamos este blog una de nuestras intenciones era publicar una vez por semana una buena noticia, algo bueno que hubiese ocurrido en cualquier lugar del mundo y que sirviese para darnos ánimos. Pues bien, es extremadamente difícil dar con semejante noticia. Según los medios de comunicación solo pasan cosas buenas en las secciones de sociedad y deportes, en cuanto a economía, política o sucesos nada bueno ocurre. Todo son malas noticias y muchas de ellas sensacionalistas.

Si nos fijamos en la portada de los periódicos de por ejemplo esta mañana, un importante medio de comunicación abre con noticias sobre más recortes económicos, la potencia nuclear de Irán como un peligro inminente, la caída de PIB y un posible atentado terrorista (ni que decir tiene que con la eliminación del Barcelona y el Madrid de la Champions, ya ni los deportes nos traen buenas noticias…). Y la de hoy a sido una portada austera en cuanto a tragedias.

Nos hace preguntarnos cuál es la razón de esto, no es que no nos interesen los sucesos que ocurren por el mundo, las tramas de los pseudo políticos y sus ruegos a los bancos (una tragicomedia), cuánto menos vamos a ganar el año que viene o cuanto más nos va a costar un año de vida, sino que los medios de comunicación han usado todos estos sucesos para dos cosas: vender y condicionarnos a la aceptación social.

Para vender porque todo lo que es gore atrae la atención de la gente, el problema es que como con toda inyección de algún estimulante, la cantidad a de ser cada vez mayor para que surta el mismo efecto, con lo cual acabamos devorando ingentes cantidades de episodios cruentos o nos acabamos volviendo inmunes. La consecuencia es que nuestros sentidos se embotan y cada vez somos menos capaces de apreciar la sutileza.

Para el condicionamiento social porque al entrar en nuestra esfera de existencia todas estas malas noticias, crece en nosotros un malestar y una ansiedad provocada por el temor que estas producen que nos condiciona psicológicamente, nos demos cuenta o no, para aceptar cosas que de otra manera no hubiésemos permitido. Un muy buen ejemplo de esto es la llamada guerra contra el terrorismo. Primero se nos presenta una amenaza, luego se publicita muy bien, a continuación se le da un poco de realidad y cuando nos las hemos creído completamente y estamos atemorizados de que si no se hace algo vamos a sufrir en nuestras personas y bienes, entonces damos apoyo a cualquier medida incluso en contra de nuestro beneficio.

Es por estas razones por las que hemos de ser cuidadosos en cuanto a nuestros sentidos, especialmente aquello que vemos y oímos, y es por eso por lo que Goethe dijo que todo hombre debería contemplar algo bello al menos una vez al día, porque si no perdemos la capacidad y el gusto por las belleza y la sutileza.

Desde Risala Actualidad hacemos un llamamiento a todo aquel que sepa de alguna buena noticia, que nos la mande y nosotros la publicaremos de lo más gustosos. De momento seguiremos buscando y cada vez que encontremos algo os lo haremos saber.

Reyes, cacerías y banqueros.

Recientemente el rey ha ido de cacería y ha sufrido un accidente que ha requerido intervención médica. Esto ha suscitado mucho debate en el ámbito público acerca del papel del rey en la constitución y el estado. Algunos grupos políticos han aprovechado la ocasión para cuestionar la subvención que la Casa Real recibe e incluso la necesidad de su papel hoy en día. Como en todos los asuntos de cierta importancia hay opiniones de todo tipo, algunas a favor recordando el importante papel que Don Juan Carlos jugó en la transición democrática y la figura histórica que representa, otras en contra alegando que es la Casa Real es una institución obsoleta hoy en día y un gasto público innecesario, sobre todo en los tiempos que corren en los que se están haciendo recorte en todos los ámbito sociales

No es de extrañar que semejante nimiedad origine tanto debate. La Casa Real es una institución que toca fibras sensibles en todas las alineaciones políticas por razones históricas, un asunto que viene de antaño y que no está zanjado, y cuyo papel seguirá debatiéndose por el contexto moral que implica. Lo que si es de extrañar es que se de tanta cobertura mediática a un asunto tan irrelevante. El rey no es el único que se va de cacería ni el único que sufre accidentes, y a pesar de su relevancia personal por su título, semejante accidente debería haber sido relegado a la sección de sociedad y no ocupar las portadas de los principales periódicos.

Es nuestro parecer que lo que se ha de cuestionar en este caso no es el papel del rey o la Casa Real, sino el de los medios de comunicación que ocupan portadas con noticias sensacionalistas y que no nos informan, o si lo hacen lo hacen de forma muy breve, sobre asuntos más relevantes. Es interesante notar que no se da la misma cobertura ni suscita el mismo debate los devenires de miembro mas relevantes de la clase política, y que no suscite ninguna el de los banqueros. Es de alegar que estos últimos no son más que ciudadanos privados, pero dado el papel que los bancos nacionales e internacionales juegan en nuestra economía particular y estatal, y dado que son ellos los que prestan el dinero para que funcionen los gobiernos, sería más interesante saber de sus andanzas para saber con quien nos las vemos. Al fin y al cabo el rey juega un papel mucho menor que el de cualquiera de estos personajes que se sientan al frente de los consejos de administración de bancos y multinacionales.