Comunismo, el fracaso de la ideología

Hoy ha aparecido en el diario El País, versión digital, un artículo sobre la feria del libro de Madrid. El artículo en cuestión se titula “Un fantasma vuelve recorre Europa” y trata del éxito que ha tenido una nueva edición del Manifiesto comunista de Engels y Marx  (http://cultura.elpais.com/cultura/2012/06/05/actualidad/1338919715_886491.html). En él se trata las condiciones que el autor ve cómo las razones de este éxito; además de una bella edición ilustrada, propone que dada la situación actual la gente se está preguntando si no  sería conveniente revisar el modelo social capitalista.

Desde un ángulo nos alegra semejante reflexión, porque destila que en algún momento y algún lugar de nuestras consciencia, siempre ocupada por el día a día y la rutina de cómo ir sobreviviendo, tenemos tiempo de, al menos, plantearnos semejante incógnita. Aunque desde nuestra perspectiva esto se queda en poco.

Nos atrevemos a decir esto por que el comunismo, el socialismo y el marxismo, han sido experimentos sociales fracasados, y esto está probado y se sigue viendo cada día en sus máximos exponentes; Rusia y China, que han abrazado una política económica capitalista mientras siguen controlando a la población de una forma comunista, el matrimonio perfecto. Las razones de este fracaso se pueden argumentar de muchas maneras y desde muchos puntos de vista, pero baste decir que, a parte del pobre ejemplo a no seguir de Cuba, una de las principales razones es que estas ideologías son eso, ideologías que si bien sí tienen un impacto en la sociedad, no lo tienen en la naturaleza del sistema monetario. Se plantean la lucha de clases, la distribución de la riqueza y el orden social, pero no la naturaleza del papel moneda, el dinero fíat, la especulación y, más importante, la usura. En esto fallan, y por eso han sucumbido al capitalismo.

Es más, estás ideologías forman parte necesaria del sistema actual, son parte de la dialéctica que nos tiene atrapados y nos impide ver otras posibilidades, otras perspectiva. Bakunin, padre del anarquismo, nunca hubiese aceptado la ideología Marxista, porque es una ideología que se queda en la mente de los individuos pero que una vez contrastada con la realidad pierde todo su valor. Bakunin pedía quemar todo lo conocido, pero desde su nobleza quería realmente que el sistema en el que vivía desapareciese para así poder crear uno nuevo, no para tomar el sitio de los antiguos amos, que es lo qué paso con el comunismo. Una oligarquía sucedió a la otra.

Pensar fuera de la dialéctica es extremadamente difícil para quien ha sido educado en el sistema estatal que se extiende de Washington a Pekín y que vas desde prescolar hasta el doctorado universitario, un lugar perfecto para la adoctrinación del pensamiento. Pensar fuera de la dialéctica implica la capacidad de cuestionarse y ver otras posibilidades más allá del capitalismo y la democracia de mercado libre. Una forma completamente diferente de conducir la vida individual y social con una forma diferente de gobernar y comerciar.

Lo siento chicos, era solo una teoría