Si me muero, que me muera con la cabeza muy alta

Ya no es ninguna conjetura, la Unión Europea prepara un rescata para España e Italia de 750.000 millones, a sumar a los 100.000 millones que ya se le han prestado a España. Rajoy lo quiso camuflar como “línea de crédito” pero la realidad es que es un rescate financiero. Aunque lo de rescate es cuestionable; si un barco que se está hundiendo y que hace aguas le ponemos una pesadísima carga sobre la cubierta la lógica nos dice que lo único que va a suceder es que se hunda aun más rápido. Estos rescates son esa carga que se le pone al barco que se hunde, y el barco que se hunde es el de la economía Española, Italiana, Europea, y en consecuencia global. No nos confundamos, nadie está regalando dinero, lo están prestando y con intereses. Después de este rescate (hundimiento) la soberanía nacional se a va a pique, si alguna vez hubo alguna.

Un préstamo de este calibre pondría en jaque a la economía durante los siguientes 40 años puesto que todo lo produjese España, el producto interior bruto, si ni comiésemos ni consumiésemos, iría en su totalidad a cubrir la deuda. Por lo cual la gente va a trabajar para cubrir una deuda. Es de todos sabidos, y es un dicho antiguo, que aquel que está en deuda no es libre. No lo es por que no tiene la capacidad de actuar libremente sino que tiene que cumplir los compromisos adquiridos y eso limita su capacidad de decisión. Si esto es verdad para un individuo, entonces también lo es para una nación. No debemos, no podemos, y tiene que ser una necesidad existencial, biológica, tanto como comer o dormir, aceptar semejante situación. No nos dejemos engañar, no estamos siendo rescatados de nada, sino que están poniendo sobre nuestros hombros un pesado yugo, el de la deuda.

Como españoles tenemos una rica herencia histórica. Nuestra sangre es una mezcla de muchas razas y muchas culturas, y esperemos que esto no cambie, que nos sigamos mezclando para que nuestra genética se siga renovando, y para que podamos sacudir de nuestro inconsciente ese terrible suceso que rompió familias. Por eso es necesario que no creamos en la mentira que es la economía actual, una realidad virtual de impulsos entre ordenadores que es usada por la oligarquía financiera para silenciar nuestras vidas. Es necesario que escuchemos a nuestros poetas.

Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.

Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.

No soy de un pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.
¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?

Miguel Hernández continua su poema Vientos del Pueblo me Llevan elogiando lo mejor de cada región de España.

Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airosos como las alas;
andaluces de relámpagos,
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas.
Crepúsculo de los bueyes
está despuntando el alba.

Y termina su poema con un canto a la libertad, hoy en día la libertad de decidir que queremos hacer con nuestra riqueza, que medio queremos escoger como forma de pago, y rechazar la deuda. No estamos endeudados, yo nunca acepté ni aceptaré semejante falacia. Yo solo tengo una deuda, y es con mi creador.

Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba.

Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.

Este poema me lo recitaba mi maestro de niñez, lo cantábamos en clase y lo aprendíamos de memoria. Ojalá que no se olvide.

Ideales que se lleva el viento

Abrimos los principales periódicos esta mañana y nos encontramos casi atacados por una maraña de titulares que discurren ante nuestros ojos en un sinfín de cursivas, negritas y mayúsculas acompañadas de fotos impactantes.

Se habla de Siria, donde la guerra civil, que está teniendo lugar pero que a ningún país occidental le interesa reconocer, sigue cobrándose vidas inocentes; mientras, el régimen de un déspota es apoyado por Naciones Unidas. Pero es que claro, Irán está detrás, lo que conlleva un delicado equilibrio dado que hay una fina línea entre  Estados Unidos e Irán que nadie se atreve a cruzar. Mientras tanto su presidente no tiene otra ocurrencia que decir en plena campaña que apoya las bodas gais. Lo triste no es que Obama diga eso, sino que habiendo tantos otros asuntos de mucha mayor importancia se crea que lo que puede decidir una campaña es si el presidente apoya o no las bodas gais. Mientras tanto las grandes multinacionales juegan al domino con los recursos de un país que solía ser rico.

En España el gobierno ha decidido intervenir en Bankia, siguiendo el ejemplo de los E.E.U.U., y se habla de inyectar dinero público a los bancos en un tiempo en los que se están haciendo recortes en sanidad, educación y todo gasto público. O sea que los dos principales lemas que soportan el estado de bienestar se van al garete: la no intervención gubernamental en los mercados y las prestaciones públicas por los impuestos recogidos. Claro está que los bancos, dada su naturaleza engañosa, ayer decían que era una aberración que un gobierno interviniese en el mercado y hoy no hacen más que amenazar diciendo que si no se les da más dinero, todos nuestro sistema se desmorona. Lo que no se dan cuenta es que lo está haciendo ya, y por mí como si los bancos fuesen iglesias en la Francia de 1790, tendrían que aparecer cada mañana con algo más que pintadas.

Mientras tanto un policía se queja de que le insulten por llevar uniforme. Lo siento, no se te insulta por llevar uniforme, sino por la profesión que has elegido como defensor de las leyes impuestas por un estado que clama ser el defensor del pueblo pero que hace mas esfuerzo por apoyar a Repsol en el asunto de YPF y por apoyar a los bancos que por defender los interese de las personas. Estamos seguros de que tú no lo pensaste así cuando te presentaste a las oposiciones, sino como una oportunidad de empleo fijo con sueldo seguro y defendiendo grandes ideales.

Esos grandes ideales hoy se han esfumado, se han perdido en el nubarrón de la crisis, y nos hemos dado cuenta de que siempre fueros eso, palabras que se lleva el viento cuando no hay dinero, y como el Estado nunca tuvo dinero, sino que se lo pidió prestado a los bancos, pues esos ideales nunca fueron verdad.

La tragicomedia política

Putin de camino a jurar el cargo.

Ayer se anunciaba que el nuevo presidente de Francia, François Hollande, ha ganado las elecciones a Sarkozy. Un presidente de derechas ha dejado el puesto a un socialista. En Rusia Putin vuelve a jurar el cargo de primer ministro por seis años, es el tercer término como primer ministro, el primero fue de 2000 a 2008. No solo eso, sino que durante los cuatro años que no ha sido primer ministro ha sido presidente, y por si fuera poco ahora ha cambiado la constitución para que las elecciones sean cada seis años. Con todo eso aun puede decir sin ruborizarse que: «We want to live and we will live in a democratic country where everyone has the freedom and opportunity to apply their talent and labor, their energy.” (Queremos vivir, y viviremos en un país democrático donde todo el mundo tiene la libertad y oportunidad de ejercer su talento, esfuerzo y energía). Esto lo dijo antes de proponer a Medvedev, su predecesor en el cargo como nuevo presidente. En España, al contrario que Francia, hemos cambiado a un presidente socialista por otro de derechas. Y es que al fin y al cabo tampoco nos importa. Sí, es verdad que algunos tienen menos vergüenza que otros, véase si no a Rajoy, ayer prometiendo que no iba a tocar ni el IVA, ni las pensiones, ni la educación ni la sanidad, y hoy…

Y a todo esto, en Francia, España, Italia (hace poco hicieron dimitir al playboy de la política Europea, Berlusconi, quien era el único que ponía un poco de humor a la tragedia de la política), Rusia y el resto del mundo, nosotros nos preguntamos, si realmente los políticos mandan.

Está claro que en Rusia Putin algo hace, pero quizá tenga más que ver con su previa afiliación al KGB que con la política en sí. En el resto de Europa la verdad es que importa poco. Ahora que se está poniendo de manifiesto que los gobiernos siguen los mandatos de los mercados, o lo que es lo mismo, los bancos, si es Rajoy o Zapatero, Sarkozy o Hollande, importa poco, puesto que todos van a hacer lo mismo: pagar con nuestro dinero una deuda que nadie ha aceptado, o lo que es peor, los intereses de esa deuda. Y si no que se lo digan a Rajoy, que el año que viene sube el IVA y le da dinero a los bancos (que conste que hace tres meses prometía no hacer nada de esto) y le echa la culpa a Zapatero. Pero es que Zapatero hubiese hecho lo mismo.

Por lo cual a nosotros nos debe importar poco que partido gobierne, y lo que debemos hacer es buscar soluciones locales a la falta de liderazgo social que hay hoy en día, y  buscar modelos económicos justos que también podamos establecer a nivel local.

EE.UU., un país rico, igual que muchos otros

Monedas de oro y plata, con valor intrínseco real

Monedas de oro y plata, con valor intrínseco real

Resulta paradójico que mientras los países son ricos sus habitantes viven cada vez más empobrecidos y endeudados, no sólo a nivel personal, también como nación. En el artículo que agrego como enlace abajo, se muestran cifras y formas por las que medir por una parte, el tremendo crecimiento de los que más tienen, mientras que por otra parte, los que menos tienen, también aumentan, pero sólo en número y no en riqueza. Esta ha sido la forma de crecimiento desde los años 50, que luego se aceleró a partir de los años 80 y que sólo ahora con la crisis mundial comenzamos a analizar y a proponer alternativas de forma generalizada.

Nos gustaría añadir algo más para hacer de este artículo no solo algo pertinente a los EEUU, sino, por extensión, a toda nación en mayor o menor medida.

Primeramente, tenemos que establecer que el modelo de economía mundial más extendido es el capitalismo liberal, que se basa en dos principios fundamentales; el papel moneda y la deuda.

El papel moneda es un instrumento de intercambio sin valor intrínseco. Lo que quiere decir que el valor de la moneda es artificial. Es un valor fijado y por ello, puede ser manipulado, dando pie a la especulación. El valor del papel moneda no se asienta, como antaño, en oro u otro bien tangible, sino que se sostiene completamente en la confianza que los usuarios le confieren. La impresión de moneda es en sí un monopolio. El uso de la moneda es una imposición de los Estados y no la elección del pueblo.

Como se indica, los Estados son ricos por sí mismos. El uso de la moneda artificial los hace caer en balanzas negativas. Por lo cual, para recapitalizarse deben emitir deuda a interés. La deuda se incrementa año tras año por el afán y la necesidad de mantener el crecimiento económico.

A partir de estas dos básicas formulas, los Estados entran en un círculo de transacciones del que es difícil salir, entre otras cosas porque es un sistema global y el apartarse te deja de lado de la economía mundial.

Todo ello deja a la economía mundial en las manos de solo el 1% de la población. Este 1% es la clase que controla los grandes bancos multinacionales, el FED y otros emisores de papel moneda. Este 1% también tiene relación con la emisión de deuda de los Estados, ya que entre sus inversiones y especulaciones las deudas nacionales son un gran porcentaje de su negocio. Su fuerza económica les da influencia en las esferas políticas, tejiendo una membrana de influencia fuerte y de la que es difícil auto excluirse sin ser víctima de las repercusiones.

El papel moneda, el interés y la deuda son las formas con las que este 1% controla. Este control e influencia política debe de ser revocado. La forma de hacer esto debe de pasar por la erradicación o reforma radical de estos dos fundamentos; papel moneda e interés y deuda, que van mano a mano.

http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=4913

Este segundo artículo es en ingés:

http://economicstheory.blogspot.com/2011/04/eventual-replacement-of-debt-pegged.html

La mentira como norma

“El Gobierno y el PSOE se acusan de engañarse y mentirse sobre el déficit”. Así se titula uno de los artículos que se publican hoy en los medios de comunicación. Y claro, no he podido más que detenerme un momento ante esta noticia de tanto calado y que revela tanto, pero que sin embargo está formulada como algo normalizado, como dando por hecho y sentando unas bases de comportamiento que no deberían ni muchísimo menos ser la norma.

Parlamento

Parlamento

Y algo más, ¿qué pasa con el pueblo que ha votado? Al fin y al cabo es al pueblo a quien se miente, supuestamente son representantes. La política debe dejar de ser un juego de medias mentiras y contraacusaciones. Siempre y cuando esto continúe tendremos una clase política que ampara las actividades de la banca y ´el mercado´ y el pueblo deberá acatar cualquier decisión chantajeado por el miedo del hundimiento de los mercados y el tabú del colapso del sistema.

Me acuerdo cuando era niño y veía la televisión, el espectáculo de los políticos en debate me parecía algo sin sentido, entonces, a mi parecer la discusión me parecía fuera de formas y propósito. Lejos de todas las nobles cualidades que según sentía,  maestros y padres se esforzaban por mostrarnos e inculcarnos.

Años más tarde, el debate parlamentario parece seguir las mismas líneas que antaño. Los principales partidos del país se acusan e injurian de todo lo sabido e imaginable. Seguidamente prometen durante las elecciones, para después, como estamos presenciando paso a paso con la educación, la sanidad, el copago, las pensiones, romper las promesas abiertamente, una tras otra. Al parecer, como si ni la promesa ni el incumplimiento de la misma tuviese valor o falta alguna. La palabra vale poco; es un arma arrojadiza.

El nuevo gobierno se escuda en la herencia del gobierno anterior y la oposición le acusa de todo, casi irrelevantemente de la decisión que se confronte. Hasta unos puntos de insensatez que llevan el debate a niveles en los que uno se pregunta, ¿pero no fue esta ley, o aquél punto de vista el que defendías hace pocos meses cuando estabais en el poder, o durante las elecciones? Y entonces te das cuenta de que es como la pescadilla que se muerde la cola, y que ni uno ni otro.

Hablar de cooperación, de crítica constructiva, de honrar la palabra, de integridad y del reconocimiento tanto de la verdad como de la mentira, parece irrelevante, te hace parecer un iluso, como el niño que no entiende. En este círculo vicioso nadie es responsable ni asume responsabilidad, todo es apuntar dedos al otro y yo todo lo hago bien. Se habla del ejecutivo, de la oposición, de los mercados, de Europa, de las primas, de la deuda, de la banca, del sistema, y todo esto forma una maraña abstracta que nubla toda política real y todo liderazgo…y deja la mentira como norma.

¿Dónde están las nobles cualidades de carácter? ¿Dónde está la integridad y la toma de responsabilidad real? ¿Dónde están los líderes?